Todo comenzó desde aquel día que la vi. Sabia que iba a ser difícil y que probablemente iba a perder pero la diferencia de un valiente y un cobarde es q aunque los dos tienen miedo, el valiente se atreve a luchar. Me prepare con mi espada y fui a la guerra por ella. Día y noche después de cada batalla, me acostaba a pensar en ella. Tan hermosa y única en su clase, sabia que a lo mejor no volvería a verla pero luchaba por ella, solo para que posara sus ojos en mi. Muchos compañeros pusieron excusas de que no intentara nada porque no iba a lograr nada. Nunca escuche nada porque ella ocupaba gran parte dentro de mi. Una noche me arrodillé y pedí a la luna y las estrellas que me concedieran un deseo y era que por lo menos aunque fuera un segundo de su vida ella me viera como yo la veía a ella. Llore mucho esa noche y me acosté solo pensando en ella. Escribí unos versos y todo para ella, los metí en un sobre y con su nombre. Dormí. Esa mañana nos emboscaron. No me dio tiempo ni de agarrar mi armadura solo mi espada. Salí a pelear con todas mis fuerzas. Sufrí muchas heridas y caí moribundo al piso mientras nuestro ejercito era derrotado. En esos momentos pedí al cielo que por lo menos con todo el amor que yo tenia por ella que me lo diera en fuerzas para terminar de pelear y ganar. En ese momento una imagen de ella se grabo en mi mente. Me levante y pelee con todo mi corazón. Era imparable en esos momentos derroté a todos. Respire el ultimo aire y caí al piso. Ese día morí. Mi carta la recogió un cartero y la llevo. Han pasado muchos años y aun espero en ese mismo lugar todas las noches, esperando la respuesta. Aun no llega. No se porque pero la quiero tanto que no importa el tiempo que tenga que esperar. Todos los días lloro y parece que llueve. Como lo pensaba la lluvia son mis lagrimas, pero aun espero por ella y siempre lo haré hasta que esa respuesta no llegue, de llorar ni esperar no pararé.